En MV Aseguradores entendemos que en esta era «verde», el ser humano ha comprendido su papel en la protección del ambiente. Steve Jobs, Gandhi, Amy Winehouse, Freddy Mercury y John Lennon llevaron su preocupación hasta los detalles de su muerte.
No es para menos
La cremación produce dióxido de carbono, en el embalsamamiento es necesario el formaldehído (un agente cancerígeno según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos) y se descubrió que un cadáver alberga más de 200 sustancias tóxicas. Para construir los féretros se necesita madera, que debe ser pintada con barnices que también contienen sustancias contaminantes.
Investigadores desarrollan estrategias para lograr una muerte ecológica. La primera opción sigue siendo la incineración, pues se ha logrado disminuir la cantidad de gases tóxicos y con ella, no se contamina el suelo, ni el agua. Otro punto positivo es que los restos casi no requieren espacios.
Para los que prefieren lo tradicional, también hay féretros ecológicos. Se construyen con cartón reciclado y fibras de bambú. Carecen de sustancias químicas e incluso, se sugiere a los dolientes colocar flores y arbustos sobre el féretro para que el proceso de descomposición sea más natural. Es en Europa donde estos avances son mayormente empleados.
Hay una nueva técnica de sepultura llamada liquidificación. Conocida también como «resomation» en inglés, se encarga de suspender el cuerpo y el ataúd en una solución de sales alcalinas (agua con hidróxido de potasio) y se calienta la mezcla a 180º centígrados. El resultado es que el cadáver se disuelva. El líquido resultante es estéril y se drena formando parte del ciclo del agua.
Las cenizas resultantes de proceso son entregadas a los familiares y los metales en el cuerpo son extraídos por medio de campos magnéticos y filtros.
Colin Beavan es conocido por ser el «hombre sin impacto», pues ha condicionado sus niveles de consumo energético para no emitir CO2 a la atmósfera. Beavan ha dispuesto ser incinerado también con la liquidificación. Asegura que de esta manera, el proceso de descomposición se acelera de veinte años (que sería lo natural) a tres horas.
Además, hay un proceso de reciclaje profundo. Sandy Sullivan, quien creó la empresa que ofrece tales servicios explica que «después del proceso, los implantes como las articulaciones de cadera o rodilla, por ejemplo, quedan en condiciones impecables. Pueden volverse a utilizar y beneficiar a muchas personas que no pueden acceder a estos tratamiento médicos por falta de dinero”.
Hasta ahora, el proceso se ha implementado en varias localidades de Canadá y Estados Unidos y está en proceso de discusión en el parlamento escocés.
Jae Rhim Lee, artista e investigadora, también trabaja para lograr una muerte sin impacto ecológico, desarrollando un «hongo infinito» especializado en descomponer el tejido humano.
Mientras estos avances son instaurados en el resto del mundo, en España se implementan entierros que golpeen menos al planeta. Si usted es un amante de la naturaleza, no dude en preguntar por ellos cuando busque seguros de decesos.