Según los últimos estudios, más del 50% de los españoles posee seguros de decesos. El pago del servicio es netamente voluntario y, traduciendo la cifra expuesta, cerca de 24 millones de españoles cuentan con él.
No queda duda de que más de la mitad de la población comprende los beneficios de contar con este tipo de servicio, más aún, las consecuencias y dificultades que conlleva una muerte inesperada, si hablamos del rango económico.
Un estudio rápido de mercado permite conocer que los gastos funerarios en España pueden alcanzar los seis mil euros dependiendo de la localidad, una cifra bastante elevada, que debe ser tratada con previsión.
La cifra va en aumento, si se trata de una cremación y el pago del lugar donde estarán dispuestas las cenizas. Los gastos varían dependiendo de las preferencias como el tipo de féretro o servicio, las flores, la atención a los dolientes, la ubicación de los hoyos dentro del cementerio y demás.
La verdad es que se trata de un tema con cientos de entresijos impresionantes; toda una industria imposible de comprender cuando nos hayamos sumidos en el dolor.
La siquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler Ross fue quien dividió las etapas del duelo en cinco, de acuerdo a sus estudios y experiencia. Pasar por la negación, ira, depresión, negociación y aceptación podría llevarle hasta un año al individuo, toda una historia psicológica que es mejor pasar sin la molestia de cargar con deudas, producto de la misma muerte.
Comprender por qué ocurrió la muerte no es nada fácil y puede llevarnos a una fase de dolor que va en aumento, y que si no se trata, traerá otras consecuencias.
El pueblo español demuestra ser responsable, previniendo los efectos de algo que inevitablemente ocurrirá. Dejar todo “arreglado” es también una muestra de afecto para la familia, pues se les evita meterse en papeleo y trámites por demás necesarios, pero sumamente agotadores y que no tienen otro trasfondo psicológico que recordar que el ser querido ya no está.
Correr con decisiones y pagos funerarios, cuando lo que realmente se quiere es estar en paz, puede ser contraproducente para el doliente que tiende a sentirse confundido y perdido, al cambiar sus circunstancias de vida.
El hecho se agrava por la sensación de tristeza e irritabilidad constante. Quien sufre la pérdida está sensible a los estímulos externos y es común que tenga problemas con quienes lo rodean.
Para sobrellevar el dolor, los sicólogos hablan de herramientas como determinar nuevas metas y “ubicarse” en lo que aún queda por vivir.
Se trata de una etapa sumamente difícil, que requiere de mucho apoyo familiar y de los amigos y allegados, cuyas palabras y consuelo servirán para salir adelante.
Contar con un seguro de deceso supone una gran ventaja, pues el golpe más duro (la pérdida y dejar ir el cuerpo) es facilitado por las empresas aseguradoras que se encargan de poner todo en orden.
El español es una persona que prevé estas circunstancias y su futuro. El alto indice de contratación en seguros de decesos lo corrobora.